El biometano obtenido a partir de residuos tiene, en general, una intensidad negativa de gases de efecto invernadero (GEI), de acuerdo con el informe, que analiza cuatro vías de obtención del gas: estiércol, lodos residuales, gas de vertedero y maíz almacenado en silos.
Respecto al biometano de estiércol, indica que su potencial de reducción de emisiones a lo largo del tiempo (la referencia que da es de 100 años) podría ser limitado si se producen fugas altas de metano durante el proceso de producción.
En cambio, el biometano procedente de lodos residuales y de gas de vertedero, incluso después de tener en cuenta las incertidumbres, mantiene unas emisiones de GEI relativamente bajas.
El que sale peor parado de los cuatro métodos es el biometano producido a partir de maíz ensilado. En este caso, las emisiones de GEI se reducen solo un 30% en relación con el comparador fósil. Este bajo potencial de reducción de carbono se debe a las importantes emisiones derivadas de los cambios directos e indirectos en el uso de la tierra que conlleva el cultivo del maíz, según el estudio.
Teniendo en cuenta todo ello, el ICCT advierte que el biometano producido con maíz ensilado puede ser incluso peor para el clima que los combustibles fósiles. En cuanto al hidrógeno, su conclusión es que solo el producido a partir de electricidad renovable es realmente cero emisiones.
"El hidrógeno producido a partir de biometano procedente de lodos de aguas residuales, gas de vertedero o estiércol, y el de gas natural más CCS (captura y almacenamiento de carbono), puede ofrecer importantes reducciones de gases de efecto invernadero, pero también es posible que tenga una intensidad de GEI similar o incluso superior a la de los combustibles fósiles", señalan sus autores. Esto se debe a que la tasa de fuga de metano es potencialmente alta durante la producción del biogás, o durante la extracción y el transporte de gas natural.
El hidrógeno generado a partir de carbón más CAC y el que tiene como fuente la electricidad de la red eléctrica tienen las intensidades de GEI más altas de las ocho vías de obtención evaluadas en el trabajo.
Los colores del H2
"El hidrógeno procedente de la electricidad renovable es la única opción verdaderamente limpia", concluye Yuanrong Zhou, investigador del ICCT. "Esta forma de hidrógeno es la que menos emisiones de gases de efecto invernadero tiene a lo largo de todo su ciclo de vida, desde su producción hasta su uso, y la que menos riesgos presenta de todas las opciones que hemos probado".
Jochen Bard, director de la División de Tecnología de Procesos Energéticos del Fraunhofer IEE, añade: "No todo el hidrógeno es igual. Este nuevo análisis es otra prueba de que el hidrógeno producido a partir de combustibles fósiles con CAC no puede considerarse por defecto bajo en carbono. El único hidrógeno del que podemos estar seguros que contribuye a nuestros esfuerzos de descarbonización es el producido a partir de electricidad renovable". La Unión Europea, concluye, debe reconocerlo así, "y centrar todos sus esfuerzos en el desarrollo de un sector del hidrógeno verdaderamente limpio y ecológico que nos ayude a descarbonizar los sectores de la economía que no pueden ser electrificados."
Este nuevo trabajo del ICCT sigue a la publicación en agosto pasado del estudio How Green is Blue Hydrogen (¿Cómo de ecológico es el hidrógeno azul?) y que ha generado un gran debate sobre la inclusión del hidrógeno azul en los planes gubernamentales para lograr la neutralidad climática.